Más que una religión, es también un pueblo, una cultura y un estilo de vida, basado en la fe en un Dios único, la práctica de enseñanzas ancestrales y el compromiso con valores éticos y espirituales.
El judaísmo enseña la creencia en un solo Dios, quien es creador del universo, fuente de moralidad y guía de la humanidad.
El texto sagrado central del judaísmo. Contiene leyes, enseñanzas, relatos y principios que guían la vida del pueblo judío.
Son las acciones y preceptos que los judíos observan para cumplir la voluntad divina, como el Shabat (día de descanso), las festividades y las leyes éticas.
El judaísmo se vive tanto en lo individual como en lo comunitario.
Desde la oración diaria hasta la celebración de festividades como Rosh Hashaná (Año Nuevo), Janucá (Fiesta de las Luces) y Pesaj (Pascua), cada práctica fortalece el vínculo con Dios, la familia y la historia del pueblo judío.
Siguiendo las enseñanzas de nuestros sabios, como se enseña en Pirkei Avot 1:2: “El mundo se sostiene sobre tres pilares: Torá, Avodá y actos de bondad.
Diversidad y Continuidad
A lo largo de los siglos, el judaísmo se ha expandido a diversas culturas y regiones, preservando siempre su identidad.
Hoy, judíos de todo el mundo continúan transmitiendo las enseñanzas de generación en generación, adaptándose a nuevos contextos sin perder su esencia.
Un Camino de Espiritualidad y Comunidad
Ser parte del judaísmo es pertenecer a una historia viva de fe, resiliencia, sabiduría y esperanza.
Es un llamado constante a construir un mundo más justo, compasivo y conectado con lo sagrado.